Acosta Paredes recomendó una serie de medidas para el manejo de emociones y la construcción de espacios seguros y libres de violencia. Entre esas disposiciones, destacan las 10 estrategias siguientes:
1.-Escuchar dudas
Es natural que las personas sientan miedo y preocupaciones en una crisis, pues hay incertidumbre sobre qué ocurre, qué pasará o cuándo se volverá a la realidad que había antes de la emergencia. Estas preocupaciones se manifiestan en dudas, por ello es importante que los adultos escuchen los cuestionamientos de niños y adolescentes y traten de resolverlos con fuentes veraces, es decir, con información fiable. Por ejemplo, aquella emitida por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
Ello contribuirá a un ambiente de certidumbre, pues existen preocupaciones diferenciadas entre los miembros de la familia. Es necesario, además, que haya una adecuación de estos mensajes para su correcta comprensión.
2.-Tener rutinas
Las rutinas habituales cambiaron y eso impacta en las emociones. De ahí que deben generarse nuevos hábitos en el confinamiento. Por ejemplo, establecer horarios para levantarse, desayunar y hacer tarea, realizar el teletrabajo (home office), entre otras actividades. Esto, con el fin de hacer predecible la jornada diaria.
“Mantener una rutina es importante para la salud mental de niñas, niños y adolescentes.
Por otro lado, Acosta Paredes recomendó que los adultos hagan el ejercicio de “escribir la rutina con los niños: eso da una estructura a los tiempos de la familia”, mencionó. Aunque también agregó que no es necesario un apego estricto a la rutina, pues funciona como guía.
3.-Contactar a seres queridos
Tomarse un tiempo para contactar a esos seres queridos e intercambiar experiencias, ponerse al día, conversar y sobrellevar la cuarentena a distancia, pero de manera conjunta. “Sea por celular o videollamada, hay que buscar conectarnos”, recomienda Acosta Paredes.
4.-Termómetro de emociones
“Las emociones no son buenas ni malas. Las sentimos siempre en todo momento. Ahí van a estar siempre”, refirió la especialista de la BUAP. Por tal razón, es relevante que las emociones tengan lugar y puedan nombrarse, ser expresadas para su reconocimiento y más aún, para su manejo. En consecuencia, las personas podrían crear un termómetro emocional e incentivar a que los niños también generen una escala de sus emociones.
“(Definir) qué tan en control estoy de mis emociones ahorita. Estoy enojada pero puedo realizar mi trabajo, o estoy enojada al punto de levantar la voz. (Y) a partir de ahí, usar estrategias para controlar las emociones; si (esos mecanismos) son insuficientes, contar con ayuda externa, decirlo, nombrarlo a otros”, sugirió Acosta Paredes.
5.-Cultivar aún más la paciencia
Por ello, es recomendable “vivir un día a la vez”, esto es, establecer un autoreconocimiento porque se ha logrado pasar un día más, porque esa jornada valió la pena en tanto hubo actividades tan cotidianas como el aseo de la casa o aquellas relacionadas con aprendizajes en materia laboral o escolar.
“No se preocupen si a veces nos aburrimos un poco. El aburrimiento puede dar pie a construir ideas creativas”, aconsejó la psicóloga Acosta Paredes.
6.-Tomarse un tiempo fuera
Los adultos deben buscar momentos a solas. Por ejemplo, en la noche, cuando los niños estén dormidos, podrían tomarse un respiro de 20 minutos o media hora. Ya sea para escuchar un poco de música, ver un capítulo de una serie o leer, es necesario un tiempo de desconexión leve. Pues durante el día se está expuesto a tareas del hogar, a atender a los niños, trabajar, o sobrecarga de información mediática.
7.-Asociar emociones a sensaciones físicas
Es importante entender que las emociones tienen un componente esencialmente biológico, por ello están asociadas a sensaciones físicas. Una estrategia para identificar emociones es observar cómo se manifiestan en el cuerpo.
Por ejemplo, estar molesto muchas veces está asociado a levantar la voz y el cerebro identifica esta actitud como violenta, como un golpe físico, según Acosta Paredes.
Aunque las emociones también son expresadas de forma diferente entre las personas, pues puede haber gente sumamente molesta y mostrarse en tensa calma.
“La violencia causa un efecto en el desarrollo de las personas”, añade la especialista.
8.-Manejo de estrés
Un mecanismo de respuesta es externar la sensación a otra persona y, al mismo tiempo, el otro adulto debe ser comprensivo.
En casos de estrés por sobrecarga de tareas, los padres deben mostrarse flexibles con ellos, reconocer que se esfuerzan y otorgarles tiempos de descanso.
9.-Respuestas de autocontrol emocional
La pérdida de control emocional es habitual en cualquier persona. Al igual que la pandemia, ese descontrol llega a un pico, a un punto álgido, y poco a poco regresa la calma. Como con el estrés, los mecanismos para manejar esos momentos deben establecerse previamente, es decir, en momentos de tranquilidad, para reconocer cómo actuar y tener una guía de actitudes frente a ello. Y cada quien adopta estrategias diferentes para recuperar la serenidad, algunos salen a caminar, otros abrazan a alguien, se apartan, respiran o comen un dulce.
En lo inmediato, las personas deben solicitar un tiempo fuera y comunicar que no están bien, que su termómetro emocional está en rojo y deben alejarse momentáneamente: acudir a un espacio apartado como el baño, o su porpia habitación.
Los adultos deben tener más herramientas para poder conversar y disposición de limar asperezas. Es necesario que una de las dos partes ceda para desarrollar el diálogo y comprender el momento de descontrol. Se con niños o adolescentes, los padres son más valorados cuando reconocen sus errores.
10.- Modelaje emocional
La pérdida de control está asociada al aprendizaje que se tuvo para manejar las emociones. De ese modo, quienes pierden el control muy rápido, deben reconocer que necesitan reaprender a controlarse en lo emocional. Eso puede lograrse en momentos de calma, de control.
“Los niños aprenden el manejo emocional de forma diaria. La manera como respondemos a sus enojos eso será adaptado por ellos. A veces no es fácil, (pero ayuda) tratar de ser constante en ese manejo. Necesitamos estar en control y comprender que los niños no pueden manejar las emociones solos, están aprendiendo”, explicó la psicóloga Acosta Paredes.
En general, las estrategias anteriores deben implementarse en conjunto para reducir o prevenir la violencia y construir espacios seguros para infantes, adolescentes y toda la familia. Pues según la directora del Instituto JUCONI, el fenómeno de la violencia familiar tiene un arraigo intergeneracional, es decir, asociado a la reproducción de prácticas dañinas . Por ello, los padres deben cuestionarse sobre qué aprendizaje quieren inculcar a sus hijos.
“En una situación de descontrol, los golpes cortan la situación, pero ¿el aprendizaje cuál es? Son más difíciles de desarrollar las estrategias de control, pero tienen un impacto mayor en el aprendizaje”, mencionó Romy Patricia Acosta Paredes, directora del instituto JUCONI, institución que trabaja desde hace 31 años en México para prevenir violencia familiar.
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